Ser positivo, esa es una enseñanza que desde hace ya muchos
años, me acompaña, y debo reconocer que me ha ayudado y me ayuda a vivir de una
manera mejor la vida.
Hay personas especiales en el mundo que transmiten energía
positiva, una energía especial que les hace brillar y que los demás perciben y
aprecian porque les hace sentir bien y positivos. Otras en cambio transmiten
una energía que la gente no puede soportar, de hecho ni ellos mismos la
soportan.
También es verdad que hay personas que nunca piensan de forma
negativa, en cambio otras, siempre piensan en negativo.
El problema no solo está en pensar negativamente, sino en
decirlo, expresarlo, pues el poder de la palabra, hace que eso se proyecte, y
se haga mayor.
¿Qué diferencia hay entre
estas dos posturas?
La postura de pensar en
positivo, es que ya automáticamente dejas de entrar en la rueda de la
negatividad, por lo tanto eres una persona que sabe que hay soluciones, que se
puede cambiar ese proceso, que solo es temporal…
La opción de la negatividad,
es que piensas que nada tiene solución, que todo lo malo te pasa a ti, que no
sirve nada de nada lo que hagas…
¿Y tú, cual opción eliges?
Yo elijo la positividad,
porque me hace sonreír, me ayuda a tener esperanza, a saber que es lo que
quiero, a creer que yo puedo tomar otra salida, a cuidarme y quererme, a
relativizar los problemas, a encontrar soluciones, a tener fe en mí y en lo que
hago, a ser alegre y transmitir esa alegría mediante sonrisa y armonía.
Pero sobre todo me ayuda a
crecer constantemente, a evolucionar, y a que si me he equivocado, eso no es lo
importante, sino la enseñanza de esa experiencia. Me ayuda a mejorar y a
aprovechar mejor las oportunidades que la vida pone delante de mi, siendo más
receptiva y eligiendo mejor mis opciones y mi camino.
Lo más importante es que me
hace aprovechar cada momento y cada instante de mi vida, de mi día a día, de mi
existencia, de los que me rodean, de lo que me espera…
Angakana